domingo, 26 de abril de 2015

La Renga.

¿Cómo explicar lo que genera una banda de rock, puro rock, en Argentina? ¿Cómo contarles ese éxodo masivo de seguidores fieles? ¿Cómo expresar con palabras lo que la propia razón nunca entenderá? Probablemente sean muchas preguntas para un simple artículo, intentaré solamente contarles cómo lo he vivido con mis 33 años (la mitad de ellos yendo a conciertos), que desde hacía mucho tiempo no lograba semejante orgasmo musical.

Se ha escrito mucho con respecto al público de rock en Argentina y ese fanatismo que va entre la locura futbolera, y la pasión por la música. Lo hemos escuchado en las voces de bandas internacionales muchas veces y ha quedado plasmado para siempre en el DVD de AC/DC (Live at River Plate), entre otros. También podemos encontrar la demagogia de muchos artistas internacionales haciendo populismo en medio de sus conciertos con frases como: “Este ha sido el mejor concierto de nuestras vidas,” o “Son el mejor público del mundo”. Evitando caer en esa demagogia solo diré que en algunos casos puedo creerme el cuentito y sentir orgullo de ser parte de una multitud fiel a un sonido.

Es muy difícil traspórtales con palabras e intentar explicarles lo que se siente en un concierto de LA RENGA, hay que vivirlo por lo menos una vez, para que la chispa arda dentro de uno. Cuando eso me sucedió, me volví adicto a esa adrenalina que solo el ROCK pude darnos.

La primera vez que los vi en vivo fue allá por el 97, en un concierto conmemorativo por los 20 años de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. Ya por aquel entonces la banda llevaba 10 años de trayectoria. En aquel primer encuentro entendí que llevaba años perdiéndome de algo, de una pasión inexplicable, esa noche reunieron 25.000 personas en el estadio de Ferro.

Un año más tarde en el 98 viajaron por primera vez a España de la mano de LOS SUAVES, tocando en clubes en su mayoría para el público argentino exiliado. Ya en su segunda visita en 2007 gracias a la hermandad con los MAREA el público español se fue acercando al gran banquete.

Hoy que ya tiene más de 25 años de carrera y 12 discos editados, les es muy complicado encontrar lugares para tocar por su enorme convocatoria.

En las últimas 3 giras realizaron alrededor de 10 shows al año por todo el país y en cada pueblo o ciudad donde desembarcar lo hacen acompañados de no menos de 40.000 personas que viajan miles de kilómetros para ser parte de la fiesta. Y en algunas ocasiones especiales, como aquel show en el autódromo de Buenos Aires con los MAREA, llegaron a juntar más de 70.000 personas.


Esta vez fue el turno de Bragado, a 200 km de la urbe de Buenos Aires. Una pequeña ciudad de 35.000 habitantes se vio desbordada por más de 50.000 seguidores del trío.
La Renga en la pista de ciclismo de Bragado. 18/04/15

Espectacular producción escénica la de La Renga
La capacidad hotelera y gastronómica no dan respiro, son 2 o 3 días en que todo se descontrola, las carnicerías lo venden todo, el asado acompaña al rock desde tiempos inmemoriales. Ni que decir de los bares, que se ven obligados a cerrar con carteles de todo vendido, no hay más cervezas.
Las noches anteriores al concierto la lluvia bendijo con su agua el recinto, un velódromo que albergaría a la gran multitud. Pero el día del show amaneció con un sol radiante y un cielo despejado recibió a los cientos de micros autos y camionetas. Las plazas del pueblo fueron punto de encuentro para amigos que, no importan cuán lejos vivan, se reencuentran en cada show para compartir un vino, un choripan, un porro y buena música.
Ya temprano, a las 16hrs, se abrieron los ingresos y algunos miles entraron para ver a las bandas soportes invitadas para amenizar la tarde. VADERETRO, MALDITA SUERTE y los uruguayos de ÁCIDO fueron los elegidos en esta ocasión.

Las miles de almas impacientes entonaron un grito unísono: “Vamos La Renga con huevo vaya al frente, que se lo pide, toda la gente”, alentaban el comienzo de la segunda presentación de este año de PESADOS VESTIGIOS, su última placa. Chizzo, Tete y Tanque salieron con todo, un set list demoledor con 30 temas de todas las épocas de la banda, un escenario con 4 pantallas gigantes a los costados que proyectaban antiguos relojes acordes al bellísimo arte de su último trabajo discográfico.
Los riffs electrizantes y la estruendosa batería de ¨Corazón fugitivo¨ fueron el puntapié inicial. Es el tema inicial de su último disco y en su letra la primera certeza de la noche: ¨Cuando pase la lluvia, nada nos detendrá…¨. Le siguieron ¨Tripa y Corazón¨ y ¨Canibalismo Galáctico¨, tal vez con otro mensaje subliminal: ¨Semillas de plástico para campos de nylon…¨, en este país agroexportador, donde Monsanto sigue ganando la pulseada imponiendo las normas de cultivos transgénicos, cantar letras con este contenido es rebeldía, es verdadero rock.

Yo quiero imaginar que LA RENGA intenta dejar esa semilla en las mentes de todos sus seguidores, que en cada show hay una línea de pensamiento y en medio de tanto disfrute de esta supernova demencial, podemos saborear las estrellas e imaginar un cambio positivo en las generaciones futuras.
El armado de la lista de temas no puede ser ajeno, ¨Detonador de sueños¨, ¨Nómades¨, ¨El juicio del ganso¨, ¨San Miguel¨, ¨Lo frágil de la locura¨ calentaron la noche con ideas libertarias. ¿Qué joven no tiene esos sueños de destierro de la civilización, en que un día en la vida todos tenemos que partir, para liberarnos al fin?
Ya habían pasado 10 temas
cuando Chizzo invitó al escenario a un personaje ilustre, una leyenda viva del rock. Ricardo Soul, uno de los fundadores del rock argentino, acompañó con su violín y su voz en ¨Sabes que¨, al igual que lo hiciera en el disco.
Soulé creó Vox Dei en el año 67 y LA RENGA lo homenajeó con ¨Libros sapienciales¨ al estilo rengo, con su Gibson Firebird sonando como un rayo.
Después de ¨Día de sol¨, ¨A tu lado¨, ¨No parar de alentar¨ y ¨La furia de la bestia rock¨, llegó una de las más ovacionadas de la noche: ¨Mirada de Acantilado¨, donde el TETE pega unos aullidos en plan de coros, “¡Por Favor! ¡Óyelo! ¡Acá estoy! enloqueciendo al público”. Un paréntesis aparte merece este maratonista del escenario, el TETE con su bajo Fender a cuestas recorre los 120 metros de punta a punta saludando a todos entre tema y tema.
¨Muy indignado¨, ¨El rey de la triste felicidad¨, ¨El mambo de la botella¨, ¨Reíte¨, ¨Motorock¨, ¨Arte infernal¨, ¨Oportunidad oportuna¨, ¨La razón que te demora¨ y ¨Oscuro diamante¨ fueron sonando una a una sin respiro. Ya para ese momento éramos todos fugitivos de donde nadie escapa!
Un pequeño descanso más que merecido antes del gran cierre. A la vuelta al escenario, Chizzo se colgó la Trini López ES-335 para ¨Maso menos Blus¨, fue la única vez que se descolgó la Firebird. ¨El viento que todo empuja¨ nos hizo recordar que nuestra alma es la fuerza, y ¨El final es en donde partí¨ lo dejó todo claro. Ya extasiados de rock, solo quedaba despedirnos y no podía ser de otra manera que ¨Hablando de la libertad¨, el himno rengo por excelencia con el que cierran todos los shows.
Las palabras finales de este líder carismático fueron “Vuelvan con cuidado, nos vemos la próxima”, como un padre preocupado de los imprevistos que puedan pasar.
Hoy, tres días después del show escribo esta crónica triste de enterarme de otra muerte innecesaria, un joven cordobés de 19 años atropellado en la ruta al terminar el concierto. ¿Cómo podemos evitar que semejante fiesta termine con desgracias como estas? ¿No fueron ya suficientes las muertes sin sentido en nuestro rock?
Probablemente estas sí son las preguntas necesarias para este artículo.


Álvaro. No hay tregua.

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